THE FISO´S HOUSE – Bienvenidos a la República independiente del fiso.
(Sin material fotográfico, no puedo hacer más que comerme los mocos y esperar a una nueva semana para deleitaros con la distraída belleza de mi habitáculo sevillano).
Segunda semana de “The Fiso´s House, una vivienda con mucha guasa”, en la que os desglosaré mínimamente cómo se ve desde dentro una convivencia universitaria, y máximamente como un piso puede hacerte (o no) la vida imposible. Empezamos nuestra historia un veintitantos de agosto, en la calurosa capital de la cosmopolita Andalucía (ver entrada anterior, O NO). Bueno, miento…
Érase que se era una niña de 18 años que, junto a su ilusionada madre por ver a su hija convertida en toda una futura celebridad, se había encaminado, sin mucho conocimiento acerca del asunto, a realizar su primera matrícula universitaria. El día comenzó mal, con un madrugón a las 5.30 a.m. (4.30 a.m. para los canarios) y cuatro incomodísimas horas de autobús (por suerte sin Travimeta, gracias). El caso es que, aligerando mucho el ritmo discursivo de esta historia, llegamos a la hora de la vuelta a casa: las 22.30 p.m. (menos una hora en Canarias). Sin embargo, y después de haber observado varias residencias sin convencimiento alguno, con la consecuente opción final de un piso, cayó un milagro del cielo. Una muchacha se acercó a la protagonista al oír en una conversación “facultad de comunicación”, y comenzaron tal diálogo (simplificadísimo):
– Hola, mira, ¿tú estudias en la facultad de comunicación?
– No, pero voy a empezar allí este año.
– Ah, es que te he escuchado y quería plantearte una cosa.
– Dime.
– ¿Te gustaría venirte a un piso conmigo? Es que estamos dos, y en la mayoría nos piden mínimo tres personas para que nos lo alquilen.
– Ah, pues mira. Yo me estoy decantando por irme a un piso, porque no me convencen las residencias.
– Nosotras tenemos ya varios pisos vistos, ¿me das tu móvil y te llamo cuando vengamos a elegir uno?
– Sí, sí, claro. Dame tú también el tuyo.
– 87415726357468.
– 67462455737378.
– Bueno, pues ya hablamos ¿vale?
– Venga, hasta luego.
Maldita la hora en que escogimos este desde el que os relato algo que os suda la polla a los tíos (porque no pondré fotos de wakus), y os la pela bastante a las tías (aunque, dadme tiempo). En fin… Mañana más. Pero no me voy a despedir sin antes regalaros una bonita y nueva subsección, inspirada por legoeldarion:
LOS “X” DE LAS VIVIENDAS (X será sustituido en un futuro por la designación que le otorgemos a los tíos buenos. Yo propongo la palabra “papachongo”, muy a lo culebrón e inscrito en mi chota por una grande de Linares – Jaén – ):
MIGUEL ÁNGEL SILVESTRE.
Últimos ñus posteadores